Misoginia en las Academias

Hace unos días estuve en una sesión conjunta de varias Academias  sobre nutrición y gastronomía en la preciosa Universidad de Deusto.

No pude atenderla entera, pero os puedo decir que todo lo que oí fue muy interesante, aunque no voy a resumirlo, sólo contaré lo que más me llamó la atención.

Lo primero, que tratándose de gastronomía (el arte de preparar una buena comida) todos los ponentes fueran hombres.

No es que los hombres no preparen buenas comidas, todo lo contrario. Pero mi impresión particular es que es mucho mayor el número de mujeres que lo hacen, sin que tengamos que entrar en el por qué. Ello no le quitó un ápice de interés a lo que allí se dijo, pero sí que a lo mejor hizo que estuviera un poquito alejado de la realidad. De lo que es cotidiano.

Así, uno de los ponentes dijo que el que se sienta a la mesa sin pensar si lo que come es saludable es un imbécil. Tal cual, con estas palabras. Yo creo que bien por desconocimiento o por transgresión, por inconsciencia o puede que por imbecilidad en algún caso, es la excepción quien se sienta con esa idea a la mesa.

Claro que no es el caso de mi amiga Mercè Bonjorn, una mujer genial y encantadora con la que enseguida mantuve una «discusión» sobre el tema 😉

Querida Mer: Desde luego tú cuadras con la definición del señor que dijo lo de los imbéciles, porque eres lo contrario. Así que es lo que te corresponde: preocuparte de que la comida que tomas sea saludable 🙂

Yo estoy de acuerdo contigo, como no podía ser de otra manera después de haber escrito ésto. Ojalá viviéramos en un mundo en el que todo lo que pudiéramos comer fuera «saludable», como en La Isla, esa película futurista en la que en el comedor te daban justo lo que necesitabas. Especialmente si además tuviera el sabor que te apeteciera en ese momento.

Lo que quería decir es que si vas a un restaurante con estrella ( supongamos que es de forma excepcional) lo que más te apetece es disfrutar, dejando en segundo plano otras consideraciones. Dentro de una dieta saludable encaja perfectamente ir a un restaurante así y tomar el menú degustación, que simplemente por la cantidad de calorías que seguramente tendrá, no podría considerarse saludable de forma aislada.

Volviendo a la conferencia, también se criticó un poquito que hubiera quien dice que no tiene tiempo para ocuparse de la comida, siendo la media de horas de televisión que vemos ni más ni menos que tres al día.

Yo creo que no debemos culpabilizar a otros sino ver qué podemos hacer para ayudar, cada cual desde sus posibilidades. Pienso que las vidas de los ponentes (que me disculpen si me equivoco) están muy alejadas del día a día de la persona tipo que ve tres horas de tele y pone fritos precocinados con demasiada frecuencia para cenar.

El caso es que como dijo Gregorio Varela-Moreiras, cada vez hay más mitos respecto a la nutrición, a pesar de los avances en los conocimientos científicos sobre el tema. Y Lluis Serra-Majem explicó que aunque cada vez conocemos más ventajas de la dieta mediterránea, desafortunadamente tendemos a abandonarla.

Hay que idear formas de que ésto no sea así pero desde la realidad de la vida cotidiana de la mayoría de las personas, sobre todo mujeres, que se ocupan de la gastronomía en sus casas. Soluciones y recursos realistas para mejorar la calidad de la alimentación.

La última parte, subtitulada Misoginia en los fogones la disfrutamos todos, pero tengo que confesar que a mí me produjo cierta preocupación. Comparto que puede parecer misógino que en las sociedades y los txokos del País Vasco no se admita a las mujeres. Pero en ésto fue donde más noté su ausencia en la mesa de ponentes, porque nuestra visión de esos entrañables lugares es muy distinta, aunque quizás no convenga que los hombres la conozcan 🙂

  • Hay quien dice que los txokos los inventaron las mujeres, las etxekoandres, para saber dónde estaban sus maridos y asegurarse de que cuando no estaban en casa no se iban con alguna por ahí. En el más puro estilo del abuelo de Mi gran boda griega.
  • Nos encanta ir a los txokos sin ser socias, de invitadas, y tener prohibido el paso a la cocina. Como diría el ponente anterior: feminista sí, pero de imbécil nada 😉

Quien prepare habitualmente la comida de su casa necesita hacerlo bien con pocos recursos (tiempo, dinero, ingredientes, conocimientos, ganas) Cada cual que ayude lo mejor que pueda.

 

 

5 comentarios en «Misoginia en las Academias»

  1. Blanca,

    La verdad es que cuando leí un tweet tuyo que decía: «La gastronomía profesional no hace mucha falta que sea saludable. A los restaurantes se va poco, en general». Mi respuesta fue espontánea «no estoy de acuerdo Blanca. También debe ser saludable, de calidad y sabrosa. Porque sino iré menos al restaurante entonces».

    Desconocía que estabas en un sesión sobre Nutrición y Gastronomía, y, claro! coger al vuelo un tweet sin saber el contexto genera interpretaciones erróneas, y más en twitter, que sólo tenemos 140 caracteres y no conocemos el contexto.

    Al margen del contexto, tengo la sensación que cada vez más se cuida que la comida en los restaurantes (los que se hacen de valer) sea saludable, sabrosa y equilibrada. Otra cosa que no tenemos aún el conocimiento suficiente y no tenemos unos hábitos saludables bien instaurados. Que creo que en estas sesiones de NUTRICION Y GASTRONOMIA, se debería aprovechar la ocasión para insistir y persistir en este tema.

    Recientemente me he leído el libro: «¿Qué rico? Todo lo que hay que saber sobre la comida» de Sabine Jaeger y Hermann Schulz. Y tengo que decir que me ha encantado. Capítulos como «Cuando papá y mamá ya no cocinan, o No puede darme igual lo que llega a la mesa» han sido inspiradores y donde se evidencia el cambio de costumbres paulatinas durante los años.

    Otro tema que ya no quiero ni mencionar (aunque me corroe la consciencia) es que en los foros «oficiales» de Cocina siempre sean los Hombres los expertos, cuando «oficiosamente» son las mujeres (habitualmente y salvo honrosas excepciones) las que diseñamos la dieta del día a día de las familias. #TechodeCristal también en este aspecto.

    Gracias por tu mención y por tus elogios (modo roja on) y viniendo de ti es todo un honor, Blanca. Además debo añadir que: «Tu más» (sin ánimo de peloteo… #YLoSabes).

    Un gran abrazo,

    Mer
    @merbondal

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    • Hola Mer, mil gracias por comentar, o casi por responder alusiones 😉
      Tengo que leerme ese libro. Ya lo tenía pendiente desde hace un tiempo que lo recomendaste.
      Al final y fuera de las limitaciones de los 140 caracteres, va a resultar que estamos de acuerdo 🙂 Además de que sabes mucho del tema, he visto documentos gráficos de tu desenvolvimiento en la cocina de niños.
      Hay iniciativas muy interesantes por aquí de gente que admiro, que han logrado que los restaurantes que sirven menús del día identifiquen las opciones «saludables» de su oferta. Así sólo hay que hacer el esfuerzo de mencionarlas en el momento en que nos van a tomar nota. Son cosas que ayudan y que habría que difundir y apoyar.
      Un beso

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      • Cierto Blanca! Estamos de acuerdo, además has tocado un punto importante y que quería haber comentado en mi anterior comentario pero se me pasó.

        Cada vez más las cartas de los restaurantes sensibilizados con la comida saludable e incluyen tips en sus cartas, informando al usuario si ese plato es sin gluten, vegano, sin huevos, … hasta sería la bomba incluir uno que dijera el número de proteínas, grasas y carbohidratos… Cada vez hay más personas con intolerancia a algún alimento y ello debe reflejarse también en las cartas de los restaurantes que quieran ofrecer ese valor diferencial.

        Un placer conversar contigo en tu casa.

        Mer

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  2. Anda! precisamente ahora he encontrado esto:

    «La comida de los restaurantes habituales no es más saludable que los de comida rápida. Este estudio en EE.UU encuentra pocas diferencias en las calorías, la grasa, el azúcar y otros nutrientes. Tanto los establecimientos fast-food como los restaurantes habituales se asocian respectivamente con un aumento neto en el consumo de energía total diaria de 190,29 y 186,74 kcal, grasa total de 10,61 y 9,58 g, grasas saturadas de 3.49 y 2.46 g, colesterol de 10.34 y 57,90 mg, y sodio de 297,47 y 411,92 mg. La energía total, grasa total, grasa saturada, colesterol y sodio son sustancialmente mayores en los restaurantes respecto de la comida que se toma en casa. Se recomienda intervenciones para regular ambos tipos de establecimientos y no sólo para los de fast-food. Aquí el enlace del European Journal of Clinical Nutrition > http://owl.li/PWLmc

    Estudio en EEUU

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    • Gracias por tu aportación.
      Si como decíamos, sólo recurrimos a estos locales ocasionalmente, no hay problema. Ya si hablamos de otra forma de frecuentación, sí que habría que interesarse más o hacer otra estrategia.
      Un beso

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