Desgraciadamente no todas las olas del verano son tan agradables como las del mar. Toca hablar de las olas de calor, un tema que a veces hemos abordado desde la frivolidad, cuando en realidad son uno de los riesgos naturales más peligrosos que existen. La ola de calor que recorrió Europa en 2003 causó 70000 muertes.

Cada vez son más frecuentes, estoy segura de que sabéis por qué * , y puede que sepáis también que 14 de los 15 años más cálidos de los que existe registro, han ocurrido en el presente siglo XXI

Una de las razones por las que me gusta este tema es porque aquí sí que entiendo que nadie achacará nada a intereses perversos de la industria de cualquier tipo o a poderes políticos corruptos. Así que podemos abordar la cuestión con esa tranquilidad 🙂

Este año, el calor está siendo intenso y varias organizaciones entre las que se encuentra la OMS, han elaborado nuevas guías con implicaciones directas para responsables políticos y personal sanitario.

El estrés térmico puede producir alteraciones de la salud que van desde el sarpullido producido por el sudor, hasta el golpe de calor potencialmente mortal; pero la mayoría de las muertes se producen por el empeoramiento de enfermedades preexistentes, como algunas patologías crónicas pulmonares, cardíacas, renales y psiquiátricas. Además, los factores de riesgo de enfermedades o muerte por calor incluyen edad (corta y avanzada), vivir con poco apoyo social, o comportamientos como realizar esfuerzo físico extremo por trabajo o práctica deportiva.

También los medicamentos tienen mucho que ver, tanto por sus efectos sobre los mecanismos de control de temperatura corporal y equilibrio electrolítico principalmente, como por la alteración que pueden sufrir por exposición a altas temperaturas, como ocurre con la insulina.

Como médicos debemos identificar a los pacientes en riesgo, y aconsejarles de forma adecuada y personalizada.

En este artículo de Men’s Health abordamos la cuestión de una forma un poco humorística (ese collar de melones 😉  ) y aunque me ha gustado cómo ha quedado, con la redacción profesional de un periodista sobre mi colaboración, he querido hacer esta entrada para dar al tema el tono de seriedad que sin duda merece.

Me gustaría recalcar la importancia de cuidar a los que no pueden seguir las recomendaciones por ellos mismos, bien por su edad, o porque tengan alguna condición física, psíquica o social que les dificulte darse cuenta del riesgo al que les expone el calor y/o tomar las medidas adecuadas frente a él.

* Cambio climático

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