Seguramente recordaréis algún chiste sobre uno que va a comprar preservativos a la farmacia y el farmacéutico le entiende mal, o el cliente de al lado dice alguna cosa graciosísima. Por suerte yo no recuerdo ninguno a pesar de que seguramente habría sido un buen recurso para atraer lectores a este post.
Confidencialidad
Hace poco mantuvimos una conversación en Twitter sobre hablar por el móvil mientras te atienden en la farmacia.
Mea culpa. Nunca más MT "@farmaciaandraca: #pregunta a esa gente con el móvil mientras #farmacia : ¿mientras os atiende médico también ?"
— Blanca Usoz Oyarzabal (@BlancaUsoz) July 25, 2015
Obviamente está fatal, pero la equiparación de esa atención con la de una consulta médica en mi opinión, no es acertada.
Mis pacientes no suelen usar el móvil en mi consulta, pero tampoco yo les atiendo en la sala de espera. Con ésto quiero decir que también yo guardo confidencialidad y les dedico toda mi atención a ellos.
En cambio en las farmacias la atención es en público, hasta donde yo sé. Posiblemente de ahí provenga la utilización que algunos hemos podido hacer del móvil , estoy de acuerdo en que incorrecta y pido perdón de nuevo.
Si las farmacias, como vengo oyendo recientemente, van a ser cada vez más asistenciales, creo que tendrán que procurar la confidencialidad que los pacientes encuentran en las consultas médicas. A partir de ahí, los clientes se comportarán respecto al móvil igual que en dichas consultas, y además no pasarán vergüenza por consultar sobre algunas cuestiones más o menos íntimas.
Vergüenza
A las listas de cosas a evitar en Twitter que se prodigan por doquier les falta el punto 11: Nunca tuitees fotos de tus pies si no quieres que tus seguidores huyan despavoridos 😉
Quienes me conocen saben que soy algo contradictoria, así que aunque me encanta tener nuevos seguidores (otra recomendación es no pedirlos) y no digamos más lectores, prefiero mantener mi espontaneidad de decir y hacer lo que quiera aun a costa de perderlos. Y eso hice hace unos días, porque mantuve una conversación apasionante con foto y todo sobre lo perjudicados que habían resultado mis pies tras un malentendido, por no decir mal consejo de la farmacia. Y sobre todo por no haber visitado antes los blogs de farmacia que sigo.
La teleconsulta tiene que ser perfecta para la atención farmacéutica. Yo pienso que en vez de este modelo, al que le veo mil pegas, tiene que ser más factible hacer una consulta one-to-one vía la app conversacional más conveniente con tu farmacia habitual, para pedir consejo sobre cómo tratar problemas poco adecuados para comentar en público. Desde el picor vaginal que anuncian en la tele hasta las hemorroides pasando por la caspa o cualquier otro que se os estará ocurriendo ahora mismo.
Mi teleconsulta habría ido más o menos así:
-Hola, quiero unos pies suaves como la seda para ponerme sandalias sin parar este verano
-Muy bien, y ¿cómo los tienes?
-Fatal !
-Tanto? Enséñame!
-….
-Pero qué exagerada eres, Blanca !
Pásate mañana por la farmacia y recoge la crema que tendré preparada a tu nombre
Confieso que no me resulta cómodo hablar públicamente de mis problemas de bienestar (más que salud en este caso) y estoy segura de que no soy la única a la que le pasa.
Me encantaría que me comentárais si a vosotros también os ha pasado y habéis ido a una farmacia distinta a la habitual para no encontraros con algún vecino, o si habéis evitado consultar algo en ellas alguna vez por pudor.
Para atender a personas que consultan por bienestar y salud, hace falta intimidad , confidencialidad y máxima atención de todos (sin móvil). En la consulta médica y también en la farmacia.