Gracias es una palabra que hemos pronunciado las dos muchas veces a lo largo de nuestra relación. No porque hiciera falta agradecernos nada, ya lo sabíamos, sino por la necesidad de reafirmar el sentimiento, o en realidad de volver a oírlo.
Hoy es un día especial, es el de la ceremonia oficial de despedida con el sentido que esa palabra tan triste tenga para cada uno, y yo necesito darte otra vez las gracias:
Por decirles a mis hijas que cuando nos conocimos, antes de que ellas nacieran, su amatxu te pareció guapísima
Por abrirme las puertas de tu grupo de amigos, con tanto interés y cariño
Por estar siempre dispuesta a quedarte con mis hijas para comer, cenar, dormir….Lo que hiciera falta. Y vaya si lo he usado 😉
Por los paseos , los aperitivos, los cafés, las confidencias, las inquietudes
Por convencerme para apuntarnos juntas a clase de padel
Por llamarme desde primeros de julio «Pero Blanca ¿Dónde te metes? !Baja a la playa que estamos todas aquí !»
Por venir a cenar a mi casa ese día en el que aún no sabíamos qué te pasaba, pero era evidente que te encontrabas mal e hiciste un esfuerzo enorme por estar.
Por decirme que cuando te despertaste en la habitación, te había encantado ver la flor al abrir los ojos. Con lo que te gustan a ti las flores
Por dejarnos acompañar desde el principio. Cómo ayuda eso. Hacernos partícipes abiertamente, confiadamente, igual que siempre y con todo lo demás; y por haber sido tan valiente. Con mi mayor respeto a quien no lo sea, posiblemente yo misma.
Por pedir que te enviáramos bobadas por Whatsapp, porque las veías cuando podías y te hacían reír.
Por todos los cafés, pastas, bollos, pasteles, bizcochos, vinos, jamón, lomo, queso… de las tardes de los viernes
Por compartir que algo bueno había en esa enfermedad , que era horrorosa: sentir plenamente el cariño de tu familia . Y hacerme pensar
Por los aperitivos sentados, con platos, cazuelas y de todo en el puerto, a los que nos invitabas el 20 de agosto
Por decir cuánto te ayudaba ir a la Asociación Contra el Cáncer
Por decirnos lo feliz que te sentías por estar rodeada de amigos, familia, cuando había tanta gente sola. Y por protestar cuando te decíamos que tenías tantos amigos porque tú te los habías ganado
Por querer tanto a mis hijas y tenerlas tan bien valoradas. Tú además, que eras una experta en niños y sabes bien de lo que hablas
Por tus últimos mensajes, esos «hoy no puedo» llenos de corazones
No sabes cuánto siento y voy a sentir tu pérdida Matxalen. Gracias por quererme.