No es fácil hablar de cáncer, quizás la experiencia de acontecimiento adverso vital más universal en nuestro privilegiado medio.
Hoy es el día mundial del cáncer y nos toparemos con la palabra más de lo que nos gustaría, como una realidad dolorosa o incómoda, según lo cercana o dura que haya sido la experiencia de cada cual. Desde vivirlo a través de amigos, de familiares más o menos cercanos o de uno mismo. Todos seres queridos 🙂
Pienso que los médicos lo somos siempre, no solo en las horas y sitios de trabajo. Y en todas las especialidades, las de menos contacto con pacientes y las de más.
Por eso quiero compartiros a mi manera las magníficas ideas de una médico, cirujana oncológica, que tras pasar al otro lado de la mesa se ha dado cuenta de las cosas en las que ni siquiera pensaba y que son importantísimas para los pacientes.
Y sobre todo de cuánto se puede ayudar haciendo un poco. Ser médico es ayudar. Y no se puede ayudar solo en parte, ocupándose del cuerpo de esa persona. En una situación así, viviendo un diagnóstico de cáncer, la ayuda tiene que ser completa, a todo su ser.
Las tres ideas que nos traslada son:
- Prescribe webs. Páginas de información adecuada que el paciente pueda consultar junto a sus seres queridos y de las que con seguridad va a obtener ayuda. Pregunta a tus pacientes qué páginas les ayudaron a ellos y aprende.
- Asegúrate de que conocen los signos de recurrencia de la enfermedad, y que saben dónde acudir si están preocupados. Necesitarán ayuda para manejar lo que llama scanxiety, que sería la ansiedad frente a las pruebas periódicas de seguimiento.
- Sé consciente de que los pacientes tienen vida más allá de las pruebas y los tratamientos. Cosas como hacer ejercicio para prevenir recaídas, volver al trabajo y el sexo, están ahí y forman parte de su vida. Podrás ayudar a que las retome de forma satisfactoria cuanto antes.
