Obesidad y amor tienen mucho en común
Que me perdone todo el mundo por utilizar la palabra gorditos, es con cariño. Cuando trato estos temas con los pacientes procuro no herir los sentimientos de nadie, es lo mínimo que puedo hacer, pero resulta inevitable meter la pata, porque además una nunca sabe dónde está el límite de lo tolerable para la persona que tiene enfrente cuando se habla de sus kilos de más.
No cabe duda, y se ha abordado desde ese punto de vista en infinidad de blogs y artículos, que el sobrepeso es un problema de salud pública, por afectar a tanta gente de forma tan importante y a un coste elevado. Pero eso no ayuda a los gorditos, al menos no de una forma cercana y que ellos perciban como tal.
Los problemas de salud son importantes para todos, pero para los gorditos jóvenes o niños son lo de menos. El componente social, las dificultades añadidas que les puede suponer para relacionarse o encontrar trabajo, es en lo primero en que hay que fijarse para ayudar.
El despegue en la prevalencia de obesidad de los últimos 30 años claramente no se debe a la menor actividad física. No ha cambiado tanto en esos años. Tampoco a los genes, que no se han modificado lo suficiente en ese poco tiempo. Entonces, está claro. La culpa la tiene la industria alimenticia. Diseñan comidas para que se coma cada vez más. No tengo mucho de activista social, pero hay que saberlo.
Creo que la OMS debería ocuparse de eso en vez de dispersarse con otras líneas de actuación más propias de otros organismos .
Pero me voy del tema. Aunque sea la industria la culpable, eso no ayuda a los gorditos.
El sobrepeso es una cuestión de comportamiento. Nada más. Y¿ cuál es el problema? Pues que aunque sepamos qué es lo que tenemos que hacer para no engordar (comer menos y movernos más), el comportamiento respecto a la comida está regido por neurotransmisores cerebrales, y ahí poco se puede hacer. Como cuando te enamoras, aunque quieras no puedes evitar sentir cosas como celos, mariposas en el estómago (otro órgano muy importante en los gorditos), pensar todo el rato en la persona que te gusta…No hay nada que hacer. Enamorarse, como comer más de la cuenta y moverse poco, es también muy químico.
No se puede decir a los gorditos: come menos y anda más porque no pueden hacerlo. No pueden comportarse así. Tal vez con mucho esfuerzo lo consigan durante un corto tiempo, pero no podrán mantenerlo. Su fisiología, su química, siempre es la misma y hará que vuelvan a las andadas.
Espero que hayáis leído hasta aquí y que nadie se haya desanimado, porque sabemos que por difícil que algo sea, en absoluto eso significa que sea imposible.
Creo que la clave está en dos cosas: motivación y planificación. La primera la facilita llegar al peso deseado, incluso como dijo el profesor Wilding, con la dieta Ducan en algunos casos y con control médico siempre. Y la planificación de lo que se va a comer en todo momento. Así conseguimos no improvisar, muy peligroso, y no pensar en comida porque ya sabemos lo que vamos a ingerir y cuándo. Para que los gorditos lo consigan , además hay que ayudarles. Si no les va mucho el ejercicio y encima tienen dificultades para animarse a hacerlo, habrá que encontrar también en eso motivación y planificación. Ahí hacen una labor fantástica mis amigos del club del paseo . Aunque la actividad física no sirva mucho para adelgazar, sí para mantenerse y para mil cosas buenas más.
Además, para que puedan comer cantidades adecuadas y platos con poca densidad calórica, hay que facilitarles la labor de cocina y la comida que van a encontrar en colegios y comedores . En eso también es fundamental planificar aunque haya que dedicarle tiempo.
En el futuro parece que habrá medicación que regule en último término el comportamiento de los gorditos respecto a la comida. Creo que en este tema hay que ser realista y aunque lo más importante sea el tema de la industria alimenticia y otros condicionantes sociales, posiblemente la medicación también tendrá su papel.