Los hombres no saben que…

… en las salas de espera para las mamografías y en los cuartitos donde las mujeres se quitan la ropa de cintura para arriba para hacérselas, hay unos carteles donde pone más o menos:  «Si le llamamos después de la mamografía para ampliar el estudio, no se alarme».

Yo sí que lo sabía, lo había leído varias veces y también el día anterior a que me llamaran. Aún así, cuando ví en el registro de llamadas perdidas «mamografía»  mantuve la calma pero llamé lo antes que pude. Me dijeron que  había que hacer una compresión y una ecografía de la mama derecha.  La cita, 48 horas más tarde.

Bueno, pues ya lo creo que me alarmé; más que eso, no es que tuviera ansiedad anticipatoria. Lo mío fue más bien certeza anticipatoria. Además,  el día siguiente fue el día del cáncer, y RRSS y medios de comunicación en general no cesaron de bombardearme con sus frases y datos más o menos acertados sobre el tema. A pesar de mi preocupación y de lo mal que lo pasé, dormí bien las dos noches y mientras trabajaba y escribía la  Crítica del Diario de una mamá pediatra me olvidé totalmente de mi casi segura enfermedad 🙂

 

Mamografía sí cuando esté indicada

La conveniencia de realizar esta prueba para el cribado de cáncer de mama está siendo bastante debatida en los últimos años. Yo misma había leído, escrito y comentado sobre el tema, para poder llegar a una conclusión aceptable que integrara la información a veces contradictoria que había reunido, de forma que consiguiera un criterio propio para poder discutir.

Los diagnósticos de cáncer de mama han aumentado muchísimo en los últimos años, pero la mortalidad por esa causa ha permanecido bastante estable. Esto quiere decir que se encuentran muchos cánceres pero aparentemente no se «salvan» más vidas.

Aún así, los ginecólogos tienen claro que el cribado con mamografía bienal en mujeres entre 50 y 70 años es importante. Les he oído llamar burros a quienes dicen otra cosa, a pesar de que son conscientes del sobrediagnóstico y sobretratamiento de la enfermedad.  Las investigaciones en ese campo se dirigen a poder diferenciar qué cánceres darán problemas y cuáles no, para tratar a  cada mujer adecuadamente.

Pensé que probablemente yo estaría entre esos casos  de «mejor saber que no saber», como había oído recientemente a un urólogo hablando de cribado de cáncer de próstata, otro tema bastante controvertido en el que el sobrediagnóstico también es un factor a considerar.

Cuando llegó el momento de la compresión(¿más? 😉 ) y la ecografía, fui preparada para la noticia, que ya ví allí mismo que resultó no ser la que me temía.

Quiero aprovechar la ocasión para recordar a las mujeres que me lean, que en ningún caso se hagan las mamografías por dos vías diferentes. No es infrecuente donde yo vivo, con un 30% de la población que tiene sanidad privada, hacerlas cuando lo  indica su ginecólogo privado y luego repetir cuando reciben la carta para cribado de cáncer de mama de Osakidetza.

 

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