El psiquiatra Paco Traver hizo este post sobre feminismo, pienso que a raíz de una conversación que mantuvimos (egocentrismo por mi parte, quizás) que no me puedo resistir a contestar. Aunque compartimos lo fundamental.
Ya tenía ganas de hablar sobre feminismo desde que asistí a la conversación entre Rosa María Calaf (en la foto, inconfundible) e Inmaculada Franco dentro de las actividades de PWNBilbao. De allí me llevé algunas ideas clave:
- El machismo defiende la supremacía de un sexo sobre otro. El feminismo defiende su igualdad.
- Ser feminista supone defender los derechos de las mujeres, que son derechos humanos básicos.
- Hay que abrir los ojos ante las situaciones de desigualdad que nos pasan casi desapercibidas. Y visibilizarlas.
- A las mujeres se las muestra como víctimas en las catástrofes, cuando en realidad son la columna de la construcción social en todos los lugares y situaciones. Los campos de refugiados funcionan gracias a las mujeres.
- El mundo es androcéntrico, y muchas veces ni nos damos cuenta.
- Es importatísimo no pensar que la igualdad está ya conseguida. No es cierto y hay que estar atentos para verlo y pelearlo.
- Todos debemos presionar socialmente para lograr que la conciliación no sea para la mujer, sino para todos.
Siento que el Dr. Traver no estuviera, porque habría estado genial verle debatir con Rosa Mª Calaf, que estuvo fantástica y que transmitió muy bien que su idea del feminismo procedía de sus experiencias vitales y profesionales maduradas a lo largo de los años y a lo ancho del mundo.
Feminismo como capacidad de elegir
El Dr. Traver dice que » somos diferentes y cuando tenemos oportunidad de elegir, por ser libres, elegimos según nuestra naturaleza» . Estoy totalmente de acuerdo en que somos diferentes. Pero no lo estoy tanto en nuestra capacidad de elegir.
Es una realidad constatable que las mujeres ocupan menos puestos de dirección que los hombres, aunque tengan la misma preparación académica y posiblemente las mismas, o diferentes pero no menos valiosas aptitudes. El Dr. Traver dice que igualdad es capacidad de elegir, y que las mujeres no eligen esos puestos. ¿Realmente tienen capacidad de elegirlos? Pienso que no, porque en nuestro medio esos puestos conllevan aparejadas unas circunstancias que los hacen incompatibles con el cuidado familiar. Y éste está en nuestra sociedad casi exclusivamente en manos de las mujeres. De ahí la necesidad actual del feminismo.
Habla de que no estamos interesadas en puestos de menos remuneración, como albañiles, como tampoco los hombres están especialmente interesados en ser señores de la limpieza. No es ahí donde la igualdad o libertad de elección es real.
A mí me gustaría invitar a los hombres a disfrutar de las oportunidades del cuidado familiar. En realidad pienso que debería ser una responsabilidad u obligación para ellos tanto como para las mujeres, porque aparte de la lactancia, no hay razón para que esas licencias (no las llamaemos bajas, una mujer que ha dado a luz no es una enferma, ni siquiera una convaleciente) sean exclusivamente de maternidad. Lo mismo pasa con el cuidado de los mayores.
Hace años tenía sentido (no entro en que estuviera bien o mal) que la responsabilidad del cuidado doméstico recayera en las mujeres, porque ellas eran las únicas relacionadas inequívocamente con el hijo. Pero desde que tenemos pruebas de paternidad ya no es la madre el único progenitor demostrable . El padre lo es por igual.
La igualdad existe en algunos sitios
En las empresas en las que las mujeres ocupan tantos puestos de dirección como los hombres, los resultados son mejores. Y están en países más desarrollados y con mejor funcionamiento social. No veo interés para nadie en no imitarlo.
Para estos países y empresas, prescindir de las mujeres en los puestos de dirección es como dividir en dos su plantilla y no utilizar o gestionar las aptitudes y talento de una de las mitades. Como si no estuvieran o fueran plantilla de la competencia.
También en países menos desarrollados la necesidad de contar con las mujeres para beneficio de toda la sociedad es muy evidente. Como decía, Rosa Mª Calaf nos explicó cómo los campos de refugiados tienen una funcionamiento social aceptable gracias a la labor espontánea de las mujeres.
O lo que ocurre con los microcréditos, concedidos casi en exclusiva a mujeres porque es la forma de garantizar su buena utilización, en beneficio del núcleo familiar y de la sociedad en la que viven.
Compartir para elegir
Cuando mujeres y hombres compartamos la responsabilidad que implica ser padre o madre, algo inevitable desde que como decía, gracias a las pruebas genéticas, la paternidad es tan demostrable como la maternidad y las empresas conozcan y participen de esa situación, la capacidad de elegir, es decir la igualdad, será real.
No debería faltar mucho tiempo.
Pero hasta entonces, el feminismo continúa teniendo su razón de ser. Y necesita de hombres y mujeres para que se produzca la capacidad de elección por igual y se beneficie de ello toda la sociedad.