Nokia y la desconexión

El nuevo viejo Nokia y la desconexión

En uno de los grupos de conversación que las nuevas tecnologías nos permiten tener, ayer mantuvimos una disparatada charla sobre teléfonos móviles, a raíz de la aparición en el Mobile World Congress de este Nokia, nuevo y viejo a la vez.

 

 

 

A algunos nos pareció que la cosa merecía un post, cada cual desde su punto de vista.

Yo hablé hace poco de la ley de desconexión francesa. Están preocupados por la influencia del trabajo en la salud, y han considerado necesario regular por ley la no invasión del tiempo libre de los trabajadores, decisión que mucha gente alaba.

Aunque como decía en mi post, no estoy muy conforme porque soy más partidaria de la flexibilidad y el acuerdo entre empleador y empleados, sí que reconozco la necesidad de proteger a los trabajadores de las invasiones en forma de correos electrónicos y demás.

Y para ello, este nuevo viejo Nokia viene genial!

 

Ventajas e inconvenientes de la telefonía móvil

 

Para mí algunas están claras: Poder comunicarse sin que la persona tenga que estar junto a un teléfono fijo aporta evidentes ventajas. Pero el uso intensivo de las posiblidades conectivas que aportan los teléfonos que además tienen conexión a internet, empieza a constituir una desventaja y a veces algo más: un peligro.

Simpre decimos, yo la primera, que no es la herramienta en sí lo que es bueno o malo, sino el uso que hacemos de ella. Pero los seres humanos a veces nos movemos gobernados por neurotransmisores, emociones, y no siempre podemos tenerlo todo bajo control. Por eso es más fácil cambiar el entorno que un hábito.

Es evidente que es mejor tener este nuevo viejo Nokia que desinstalar aplicaciones o autoimponernos no utilizarlas.

Como decía Valmont en Las Amistades Peligrosas: No puedo evitarlo.

 

 

Por eso no podemos dejar las adicciones con facilidad, o no podemos obedecer con facilidad las consignas de comer menos y moverse más, e incluso se nos puede «manipular» para que elijamos un producto con unas sutiles maniobras imperceptibles. Es una realidad.

 

El teléfono del trabajo

 

Sin duda es una ventaja poder comunicarse con el resto del equipo de trabajo cuando estamos fuera de él. Para dar avisos o para hacer llamadas sin estar necesariamente en la mesa, como ocurría hace pocos años.

Pero otras funciones que requieren conexión a internet como los correos electrónicos ¿Realmente son tan necesarias? Si un trabajador está haciendo una gestión en otro centro de trabajo, podemos enviarle documentación allí. ¿La necesita mientras viaja o va por la calle? O aún peor ¿mientras está en su casa? En ambas situaciones es cuando el trabajo puede hacerse invasivo, y eso es potencialmente perjudicial.

Si está teletrabajando en casa, seguro que lo hará con un ordenador y no desde el móvil.

Por eso para el trabajo, le veo más ventajas que inconvenientes a un teléfono que sirva para llamar y poco más.

 

El teléfono de los niños

 

Entre los niños empiezo a pensar que el smartphone es más perjudicial que útil.

Aunque saber que les podemos contactar da una tranquilidad sin la que ya no podríamos estar, tenemos que limitárselo por sus demás utilidades. En la mesa, por la noche, en el colegio…. Todo el rato restringiendo su uso, algo que si solo sirviera para llamar no habría que hacer.

Un familiar mío tuvo su móvil requisado (igual que los demás)  durante los quince días de campamento y fue capaz de reconocer cuánto había disfrutado sin depender de la «conexión extrema»

Para menores de 18 años, pienso que las ventajas de un teléfono que solo sirva para hablar superan las posibilidades que da la conexión a internet.

 

 

Entre la conexión total/excesiva y poder comunicarse hay una gran diferencia. Nada en exceso. Ni la tecnología.

 

 

Quizás esté bien recordar una vez más que no recibo patrocinios ni ingresos por publicidad 😉

 

 

5 comentarios en «Nokia y la desconexión»

  1. Un post muy interesante. Sobre todo me ha gustado y preocupado la mención a la imposibilidad de controlar el impulso («it’s beyond my control»), porque es un síntoma claro de adicción. Cuando la voluntad no puede imponerse beber, jugar a una tragaperras, fumar …. o mirar facebook, es momento de preocuparse. Ya no tenemos las manos en el volante, hay otra cosa que nos dirige.

    También me procupa la excusa, muy frecuente, de que los teléfonos no son malos en sí mismos y que depende de cómo se usen. Me recuerda cuando los heroinómanos decían «no, si yo controlo», «cuando quiera lo puedo dejar».

    Cierto que no podemos comparar la heroína con los smartphones, porque los adictos son funcionales, trabajan y tienen relaciones sociales. Sin embargo, está tan extendido, tiene tantos usuarios que aparece como una «pandemia de baja intensidad» y las pequeñas disfunciones y sufrimientos de miles de millones de afectados suman lo que yo entiendo como un gran problema social y quizás sanitario.

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    • Buenos días Manuel.

      Es mutuo, a mí lo que me parece muy interesante es tu comentario 🙂
      En el mundo lleno de estímulos placenteros (lo digo en el sentido neurofisiológico de la palabra) en el que vivimos, quizás con cada nueva herramienta tecnológica deberíamos plantearnos el grado de control que nos va a requerir, o la «adicción de bajo nivel» que nos va a producir.
      Pienso que es una faceta nueva o no bien contemplada.
      Tienes toda la razón en considerarlo un gran problema social y quizás sanitario. En cuanto a salud laboral y escolar se refiere, para mí es un problema ya.

      Muchísimas gracias, besos

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  2. Hola Blanca,
    Llevo años conduciendo, me apasionan los coches, las motos, las carreras… todo lo que huela a gasolina. Cuando era joven soñaba con correr el Dakar, eran los tiempos de Thierry Sabine, previos a la existencia del GPS, navegar por el desierto era poder identificar las dunas cambiantes en tu libro de ruta y tirar por donde la intuición te dijese. Entonces lo hubiera empeñado todo por irme a esa aventura. Afortunadamente no me fue posible, lo más cerca que estuve de eso fue saludar a Vatanen y acariciar el volante de su impresionante Peugeot 205 en el 87′ cuando el raid recaló en Barcelona. Digo lo de «afortunadamente» porque con experiencia cero en ese tipo de conducción mi capricho competitivo no me hubiese supuesto más que exponerme a multitud de peligros que mi ignorancia desconocía…
    En fin, todo este rollo para contar que si es obvio que ningún conductor, por experimentado que sea, debería lanzarse a una aventura de ese tipo sin el consecuente entrenamiento previo -físico, mental, deportivo…- igual de obvio debería ser que no podemos dejar a nuestros niños, y digo niños a consciencia, con smartphones de última generación navegando a su libre albedrío en las RRSS o por las miles de webs existentes.
    La excusa de comprarles el móvil para tenerlos controlados da pie, la mayor parte de las ocasiones, a que un menor pueda pasar de cero a cien (siempre con el motor en la cabeza) a estar expuesto en el mundo 2.0. Eso es, con mucha suerte, reparación de chapa y pintura seguro, si no más…

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    • Hola Pepe

      Gracias por hacernos partícipes de tus pasiones y…
      Eres un experto el conducción y en niños. Por eso tu comentario tiene un valor especial.
      Quizás deberíamos salir de la zona de confort para algo más que emprender, hacer negocios o ser innovadores y productivos en el trabajo.
      Quizás deberíamos pensar que los móviles de última generación que estamos dando a nuestros niños les están haciendo más mal que bien.
      Y plantearnos si somos capaces de cambiárselos por este nuevo viejo Nokia (o el que sea) para recuperar las ventajas de la comunicación móvil, librándonos de los inconvenientes del acceso sin control al 2.0, que después de leerte me temo que nos preocupa menos de lo que debiera.
      Los niños finlandeses reciben la mejor educación. Les darán estos teléfonos en vez de los alienantes que tienen los nuestros. Seguirán aplaudiendo en clase a los que lo hacen bien en vez de ridiculizarles como se estila por aquí. Solo falta que no lleven mochila 😉 y ya les auguro el éxito total como país, mayor si cabe que el que tienen. Qué envidia, de la sana.
      ¿Qué fue del tiempo aquel en el que poníamos el ordenador en medio del salón para ver continuamente por dónde navegaban nuestros hijos?
      Muchas gracias Pepe.

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  3. Continuando con este debate, la cuestion central es la actitud que deberíamos tener, tanto individualmente como sociedad, ante la introducción de cualquier nueva tecnología. Parece que la actitud correcta es abrazar todo lo nuevo ciegamente, mientras que cualquier intento de racionalizar su uso parece retrógrado o conservador.

    En este debate echo de menos la introducción de criterios racionales que valoren el impacto de estas tecnologías en nuestra salud y calidad de vida. Sin ellos, la adopción o no dependerá principalmente de la eficacia del marketing, en beneficio de los productores, nunca de los consumidores de la tecnología.

    De hecho, algunos de estos criterios sí que se aplican y los productos de consumo son sometidos a controles para que no pongan en riesgo la seguridad de los consumidores (por ejemplo, que no produzcan descargas o que no puedan ser ingeridos por los más pequeños). Sin embargo ¿cómo pruede comprobarse el efecto de estos productos sobre nuestra felicidad?

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