No medicalicemos. Mejor sanemos.

Una compañera me envió esta entrada de No gracias con un título bastante más sugerente que el mío: El enemigo no es la homeopatía sino la medicalización de la vida, que captó inmediatamente mi atención y luego mi tiempo, porque los comentarios me resultaron tan interesantes como el post.

Además, tenía el atractivo añadido para mí de que esta persona me lo presentaba diciendo que por fin alguien habia dado en el clavo.

Una de las ventajas de tener blog es que se puede una explayar a gusto, para eso estoy en mi casa.

Dice el autor que contra la homeopatía se puede hablar siempre y cuando se haga desde la lucha antimedicalización:

  1. -Estando contra utilizar el miedo para aumentar el negocio de la salud
  2. -Estando contra la expropiación de cuidados informales de las gentes basados en tradición o «en explicaciones no científicas de la existencia»
  3. -Estando contra la usurpación de la libertad para elegir intervenciones sentidas como sanadoras sin juzgarlas mediante reglas de evaluación científicas.

Habla del

«derecho de las personas a elegir su concepto de salud y las estrategias terapéuticas para alcanzarla»

y considera autoritario y medicalizador que sea la Medicina la que determine qué es o no es salud.

Haciendo mi examen de conciencia particular para ver si cumplo criterios, veo que yo :

  1. Jamás trataría de infundir miedo para aumentar el negocio de la salud
  2. Estoy muy a favor de la práctica de la Medicina Paralela , que incluye cuidados informales de las gentes mediante prácticas que derivan de la tradición .
  3. Que la gente elija modos de vida o intervenciones sentidas por ellos como sanadoras pues también lo encuentro perfecto. Como ésta, quizás. Aunque si se quieren «sanar» de un problema de salud (definición de Jadad) deberían acudir a un médico.

Y también me atrevería a indicarles que los «modos de vida o intervenciones sanadoras» deberían ir en línea casi exclusivamente con

Come alimentos, no demasiados, principalmente vegetales (Michel Pollan)

Llevar una vida activa y poquito más.

En lo que discrepo profundamente es en el «derecho de las personas a elegir su concepto de salud y las estrategias terapéuticas para alcanzarla». Claro que discrepar de algo que lleva la palabra «derecho» está muy mal, pero el concepto de salud no está sujeto al derecho de cada cual a definirla como quiera.

Tenemos derecho a la salud, pero no a considerar salud lo que queramos.

Me parece importante diferenciarlo y consensuar una definición de salud, para mí la de Alejandro Jadad: tratar adecuadamente los desafíos que se nos planteen en los campos físico, psíquico y social.

La definición de la OMS como estado completo de bienestar encajaría mejor en el planteamiento del artículo, porque cada uno puede determinar dónde está el bienestar para él, su «concepto de salud».

En cambio en la definición anterior, somos los profesionales sanitarios los que como expertos en la materia salud, no solo ayudaríamos a gestionar los acontecimentos adversos que acontezcan, sino que también los definiríamos. Tengo la sensación a veces de que hay que pedir perdón por ser experto en algo, que está como mal visto. Pero creo que en realidad hay que tender a lo contrario, a dar la categoría de expertos en su tema a los que reúnen conocimientos y criterio obtenidos a partir de experiencia y formación.

Si cada cual elige su concepto de salud, entiendo que tan válido es el que recurre a la homeopatía fortaleciendo sus defensas con gránulos de Oscillococcinum para no tener resfriado en invierno, como el que opta por tomar lo que anuncia Carlos Sobera para tener menos de 250 mgrs/dl de colesterol circulando por sus arterias.

¿Y por qué no admitir que alguien considere que su cuero cabelludo no está sano (derecho a elegir el concepto de salud) y libremente utilice un medicamento para evitar la caída capilar? Medicalizar es  tratar y asistir dentro del sistema de sanitario problemas que no son médicos . Si cada uno define salud y por tanto qué problema es y cuál no es médico, se hará difícil evitarla.

Además, también somos los profesionales sanitarios los que estamos mejor capacitados para valorar la eficacia de los tratamientos. Seguro que habréis discutido como yo con los pacientes sobre lo que les ha curado en realidad, cuando ellos lo atribuyen erróneamente a una «estrategia terapéutica» a la que han recurrido para lograrlo.

¿La cuestión de fondo es admitir lo que no sea negocio como aceptable en salud y rechazar lo que tenga algún tipo de empresa privada detrás?

Si es esa, me quedo al margen del debate, por mi desconocimiento y mi escaso interés en el tema.

No es autoritario definir lo que es un obstáculo, una circunstancia adversa a la que enfrentarse y lo que no lo es desde el criterio médico.

Pienso que los médicos tenemos una responsabilidad en hablar sobre hechos como éstos cuando un paciente resulta perjudicado por acudir a terapias alternativas.  Y pienso también que respetando a todo el mundo, debemos ser el referente en salud.

PD: Suelo utilizar las palabras médico y profesional sanitario indistintamente, mis disculpas si molesta a alguien.

 

 

 

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