Una compañera me envió esta entrada de No gracias con un título bastante más sugerente que el mío: El enemigo no es la homeopatía sino la medicalización de la vida, que captó inmediatamente mi atención y luego mi tiempo, porque los comentarios me resultaron tan interesantes como el post.
Además, tenía el atractivo añadido para mí de que esta persona me lo presentaba diciendo que por fin alguien habia dado en el clavo.
Una de las ventajas de tener blog es que se puede una explayar a gusto, para eso estoy en mi casa.
Dice el autor que contra la homeopatía se puede hablar siempre y cuando se haga desde la lucha antimedicalización:
- -Estando contra utilizar el miedo para aumentar el negocio de la salud
- -Estando contra la expropiación de cuidados informales de las gentes basados en tradición o «en explicaciones no científicas de la existencia»
- -Estando contra la usurpación de la libertad para elegir intervenciones sentidas como sanadoras sin juzgarlas mediante reglas de evaluación científicas.
Habla del
«derecho de las personas a elegir su concepto de salud y las estrategias terapéuticas para alcanzarla»
y considera autoritario y medicalizador que sea la Medicina la que determine qué es o no es salud.
Haciendo mi examen de conciencia particular para ver si cumplo criterios, veo que yo :
- Jamás trataría de infundir miedo para aumentar el negocio de la salud
- Estoy muy a favor de la práctica de la Medicina Paralela , que incluye cuidados informales de las gentes mediante prácticas que derivan de la tradición .
- Que la gente elija modos de vida o intervenciones sentidas por ellos como sanadoras pues también lo encuentro perfecto. Como ésta, quizás. Aunque si se quieren «sanar» de un problema de salud (definición de Jadad) deberían acudir a un médico.
Y también me atrevería a indicarles que los «modos de vida o intervenciones sanadoras» deberían ir en línea casi exclusivamente con
Come alimentos, no demasiados, principalmente vegetales (Michel Pollan)
Llevar una vida activa y poquito más.
En lo que discrepo profundamente es en el «derecho de las personas a elegir su concepto de salud y las estrategias terapéuticas para alcanzarla». Claro que discrepar de algo que lleva la palabra «derecho» está muy mal, pero el concepto de salud no está sujeto al derecho de cada cual a definirla como quiera.
Tenemos derecho a la salud, pero no a considerar salud lo que queramos.
Me parece importante diferenciarlo y consensuar una definición de salud, para mí la de Alejandro Jadad: tratar adecuadamente los desafíos que se nos planteen en los campos físico, psíquico y social.
La definición de la OMS como estado completo de bienestar encajaría mejor en el planteamiento del artículo, porque cada uno puede determinar dónde está el bienestar para él, su «concepto de salud».
En cambio en la definición anterior, somos los profesionales sanitarios los que como expertos en la materia salud, no solo ayudaríamos a gestionar los acontecimentos adversos que acontezcan, sino que también los definiríamos. Tengo la sensación a veces de que hay que pedir perdón por ser experto en algo, que está como mal visto. Pero creo que en realidad hay que tender a lo contrario, a dar la categoría de expertos en su tema a los que reúnen conocimientos y criterio obtenidos a partir de experiencia y formación.
Si cada cual elige su concepto de salud, entiendo que tan válido es el que recurre a la homeopatía fortaleciendo sus defensas con gránulos de Oscillococcinum para no tener resfriado en invierno, como el que opta por tomar lo que anuncia Carlos Sobera para tener menos de 250 mgrs/dl de colesterol circulando por sus arterias.
¿Y por qué no admitir que alguien considere que su cuero cabelludo no está sano (derecho a elegir el concepto de salud) y libremente utilice un medicamento para evitar la caída capilar? Medicalizar es tratar y asistir dentro del sistema de sanitario problemas que no son médicos . Si cada uno define salud y por tanto qué problema es y cuál no es médico, se hará difícil evitarla.
Además, también somos los profesionales sanitarios los que estamos mejor capacitados para valorar la eficacia de los tratamientos. Seguro que habréis discutido como yo con los pacientes sobre lo que les ha curado en realidad, cuando ellos lo atribuyen erróneamente a una «estrategia terapéutica» a la que han recurrido para lograrlo.
¿La cuestión de fondo es admitir lo que no sea negocio como aceptable en salud y rechazar lo que tenga algún tipo de empresa privada detrás?
Si es esa, me quedo al margen del debate, por mi desconocimiento y mi escaso interés en el tema.
No es autoritario definir lo que es un obstáculo, una circunstancia adversa a la que enfrentarse y lo que no lo es desde el criterio médico.
Pienso que los médicos tenemos una responsabilidad en hablar sobre hechos como éstos cuando un paciente resulta perjudicado por acudir a terapias alternativas. Y pienso también que respetando a todo el mundo, debemos ser el referente en salud.
PD: Suelo utilizar las palabras médico y profesional sanitario indistintamente, mis disculpas si molesta a alguien.
No sé si has leído esto que escribió el otro día un médico en su blog http://partedeconfirmacion.blogspot.com.es/2015/08/cuando-perdimos-la-cabeza.html?m=1
Gracias Blanca por el comentario y la discrepancia. No estoy seguro de que tengamos derecho a la salud. Eso sería como tener derecho a la felicidad o a la sabiduría. Tenemos derecho a la atención sanitaria para, que nos ayude a «tratar adecuadamente los desafíos que se nos planteen en los campos físico, psíquico y social». No hay manera objetiva de definir los medios para conseguir la salud (como tampoco hay fórmulas matemáticas para conseguir la felicidad o llegar a ser sabio). Eso forma parte de la vida y la subjetividad de cada uno y, por eso, los medios son infinitos, como lo son los estados de salud. La salud es un valor, no un hecho. Los médicos tenemos la experiencia de personas sin enfermedades (en su sentido más fisiopatológico) que sienten que no tienen salud. Y al contrario, personas con gran carga de morbilidad que son muy saludables. La salud es un parámetro profundamente subjetivo en el que. además, entran variables no médicas, las más importantes quizá, como la soledad o la educación. Por contra, la enfermedad sí es más objetivable, desde una determinada tradición, claro. En suma, para conseguir la salud, las persona y todas su circunstancias; para tratar la enfermedad, los profesionales con todas las circunstancias del paciente. La caída del pelo no es un desafío físico, ni psíquico, ni social. No es una enfermedad. Ahora, alguien puede sentir que le falta salud si tiene poco pelo. Medicalizar es precisamente pensar que la medicina puede dar salud. La medicina puede ayudar a lidiar con «los desafíos» y poco más. Un saludo. Abel Novoa
Muchas gracias por comentar y por tu valoración.
Yo creo que tenemos derecho a la salud, la felicidad y la sabiduría. Derecho a poderlas tener. Derecho a no tener circunstancias desfavorables, como escasos medios educativos por malgastar en otras cosas, aire contaminado por actividades industriales descontroladas, o ciudades diseñadas para los coches y no para favorecer la actividad física de las personas.
Y me parece importante exigirlo a los gobiernos o a quien sea. Pero exigir lo que sea realmente necesario, porque si no podemos encontrarnos como apuntan en los comentarios, con gobiernos que dedican recursos a tratamientos sin ninguna base como la homeopatía.
Si como dices y comparto, la medicina no puede dar salud, pienso que nada ni nadie puede.
De lo del pelo y su desventaja social percibida podríamos hablar mucho e incluso reírnos un poco 🙂
Saludos
Me parece muy importante esa diferencia que hace Abel Novoa entre «derecho a la salud» y «derecho a la atención sanitaria». Lo segundo se puede garantizar. Lo primero no. Y el primer y principal responsable de la salud es uno mismo, cosa que parece haberse olvidado en una sociedad que no tolera, en general, la más mínima molestia y exige en ocasiones soluciones a problemas o que realmente no lo son o que no la tienen o es incompleta. Los médicos debemos ser los primeros conscientes de las limitaciones de nuestra ¿ciencia? ¿arte? Saludos.
Buenas tardes
Tenemos derecho no solo a la atención sanitaria. También a la protección de la salud (art 43 de la Constitución)
En Salud Laboral es un derecho muy evidente.
Hola Julio
El primer responsable es uno mismo, pero también es responsable la industria alimenticia, por poner un ejemplo ¨sangrante¨. Y me atrevo a decir que en dura pugna por ese primer puesto.
Gracias
Muy interesante tu visión Blanca y la aportación de Abel, siempre es enriquecedor ir algo más allá. Enhorabuena por los artículos a ambos.
Muchas gracias por tu valoración María