El accidente de trabajo del conductor de autobús

Escribí en su día sobre el accidente de trabajo del piloto Andreas Lubitz, y hoy por desgracia otro accidente (sea o no de trabajo, como queramos discutirlo) me trae a reflexionar aquí.

Como en el caso anterior, no tengo muchos datos, no he hecho una investigación sobre las causas del accidente de autobús que ha costado la vida (la preciosa vida, como preciosas son sus víctimas) y ha producido heridas a sus pasajeros, volviendo de noche de fiestas de Valencia. Solo con la información general que tengo, me sirve para apuntar mi opinión, que por eso este es mi blog.

Cuando empecé a oír las noticias y que la posible causa del accidente había sido el sueño repentino del conductor, aventuré que sería una persona de cierta edad. Desafortunadamente, no me equivocaba.

En la época de las estrategias de envejecimiento saludable en el trabajo en que nos encontramos, con una fuerza productiva europea que va avanzando en edad, y con países planteándose el retraso en la edad de jubilación, se hace áún más necesario replantearse la legislación de prevención de riesgos laborales.

Mi propuesta

Añadir a la legislación que tenemos, enfocada en prevenir daños para la salud producidos por el trabajo, una ley de genuina salud laboral , cuyo objetivo sea asegurar la adaptación de las condiciones de trabajo a las características de salud de las personas. Que cambian a lo largo de la vida. En general a peor.

La ley que tenemos se basa en la prevención técnica de accidentes y daños, centrándose en la vigilancia para detectarlos cuando se produzcan. Como si los trabajadores en activo fueran personas idealmente sanas. Pero eso en absoluto es así.

Solo excepcionalmente contempla que circunstancialmente una persona pueda tener problemas puntuales y temporales que obliguen a adaptar su puesto de trabajo. Y les da un nombre por el que yo me disculpo cada vez que tengo a uno frente a mí: personal especialmente sensible.

Todos somos, hemos sido o seremos especialmente sensibles. Aunque seamos un dechado de salud, envejeceremos (ojalá en el puesto)

Eso hará que veamos peor, oigamos peor, nuestras articulaciones pierdan elasticidad y nos cueste más mantenernos despiertos por la noche.

Nada de eso nos invalida como trabajadores. Pero será aún más necesario que ahora que se tenga en cuenta. Que los médicos, expertos al fin y al cabo en la salud de las personas, nos ocupemos uno a uno y en todo momento en que sea necesario, de la situación de esas personas respecto a tu trabajo, y de adaptar éste como se necesite.

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