Carta a una embarazada empoderada

Estimada futura madre:

Lo primero mi enhorabuena por tu embarazo, con mis mejores deseos para lo que está por venir.

He visto en tu blog que hablas de la toma de decisiones sobre cuestiones de salud que os afectan a ti a tu hijo.

Me gustaría transmitirte mi punto de vista como médico* por si es de utilidad. Por favor, no interpretes que con ello te falto al respeto. Realmente pienso que no se trata de éso, que el respeto es otra cosa y desde luego que nada está más lejos de mi intención.

Cuando ejercíamos una medicina más paternalista, los pacientes apenas tenían acceso a información médica cualificada. Era lógico que acudiesen al médico como experto en salud e hicieran lo que él les dijera sin cuestionarse nada más.

Por suerte (y por el trabajo de muchos) hoy en día hay otra consideración sobre el acto médico, motivada por una nueva concepción de la relación médico- paciente, participativa, en la que tiene un papel fundamental el acceso prácticamente universal a la información en internet.

Yo lo comparo con una caja de herramientas. Antes, solo el médico tenía acceso a dicha caja, mientras que ahora puede abrirla todo el mundo.

Como con cualquier herramienta, puede usarse bien o mal. Es necesario saber elegir la mejor y cómo usarla en cada caso.

En la medicina participativa, médico y paciente buscan y seleccionan juntos la más adecuada al paciente y al caso.

Pero no se trata de hacerlo de forma independiente, de que el paciente sólo abra la caja y elija la que considere que más le conviene, por una razón: para utilizarlas bien, no de cualquier manera, es necesario el manual de instrucciones. El bueno, el completo, el tocho. No vale con unos recortes recogidos de aquí y de allí (lo que se llama cherry-picking information)

Y el que se ha estudiado bien el tocho y lo ha acreditado además, es el médico. Pero no cualquier médico, que ha podido extraer información parcial por algún motivo, o que está hablando sobre el manual en algún foro más generalista. Tu médico. Él, además de habérselo estudiado, lo está aplicando a tu caso, y más importante aún: es el profesional concreto en el que tú confías. No ciegamente, no pasivamente. Pero confías y está bien que sea así para poder obtener los mejores y más satisfactorios resultados, como ocurre con cualquier otra relación humana en la vida.

Si tú sóla, sin su guía, te enfrentas a la caja de herramientas para escoger la más adecuada, las probabilidades de que no des con la correcta son enormes. No porque elijas al azar, sino porque no conoces bien el libro de instrucciones.

Y no da lo mismo una herramienta que otra. Aunque tengas la caja abierta y el poder de elegir frente a ti; dándote la falsa sensación de que con la información que puedes obtener, sin conocimientos universitarios de medicina ni criterio médico, decidas lo que decidas lo harás bien. Como si fuera igual de acertada una opción que otra.

Quien te indique que has cogido la equivocada no está siendo paternalista contigo. Está intentando sacarte de tu error porque sabe que lo estás cometiendo.

En otro contexto, poder elegir la herramienta más adecuada, y que haciéndolo tú misma lleves el control y la gestión de una condición física o enfermedad, será sin duda beneficioso. Siempre con la participación de tu médico para tener la parte de conocimiento y criterio bien cubierta en el proceso.

Con mis mejores deseos para que disfutes de la mejor etapa de la vida, en mi opinión 😉 :

Blanca

 

Una cosa es participar y otra convertirse en otro de los participantes (el médico)

*Siempre que digo médico me refiero a profesional sanitario e incluyo a ellos y ellas.

 

 

6 comentarios en «Carta a una embarazada empoderada»

  1. Blanca: me parece un post muy acertado. Participar es co-participar entre médicos y pacientes (y/o familiares), pero, en efecto, tener información no es lo mimso que tener conocimiento.

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    • Hola Carlos.
      Así es, eso mismo pienso yo.
      Quizás se ha difundido la idea de que las madres somos además psicólogas, nutricionistas, profesoras particulares, médicos y no sé cuántas cosas más, y alguna se ha excedido un poco en las funciones. Con la mejor intención, sin duda, pero en ocasiones con poco acierto.
      Todo mi post lo hice teniendo en mente la cuestión de la vacuna de tosferina en embarazadas. Que la vacuna esté recomendada da la errónea sensación de que vacunarse o no son opciones acertadas aunque sólo hacerlo tenga el beneplácito de las autoridades sanitarias, que además son sospechosas de actuar movidas por interés. Creo que tenemos un problema, por decirlo de algún modo 😉
      Muchas gracias por comentar.

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  2. Buenas Blanca, me ha encantado la comparación con la caja de herramientas y la alusión al «libro de instrucciones».

    Comparto contigo mi visión, desde dentro de un paritorio que ve pasar varios miles de parturientas al año: hoy por hoy, la inmensa mayoría de «mujeres informadas» reciben esa información fuera del ámbito sanitario, sino en esos «recortes de aquí y allí». La totalidad de planes de parto elaborados (que van más allá de marcar unas casillas en el modelo propuesto por el Ministerio de Sanidad) que yo he recibido en mis manos contienen numerosas incoherencias como «deseo epidural, pero no deseo canalización de vía venosa» o «deseo que bajo ningún concepto entre el ginecólogo en mi sala de dilatación», e incluso «deseo que me exploren sin guantes» (a fin de no poner en contacto la cabeza del bebé con el látex… «por si acaso»).

    Me temo que sigue habiendo paternalismo, que muchos residentes desconocen la ley de autonomía del paciente, los inconvenientes del exceso de intervención en partos eutócicos (te hablo de un paritorio donde el grueso del equipo médico son residentes). Desde determinado colectivo se conoce esta brecha informativa, por llamarla de alguna forma, y se ha hecho de ella un filón. Por un módico precio se ofrecen numerosos talleres, desde empoderación de la mujer hasta respiración ovárica (ni me preguntes qué es).

    Veo que muchas de esas mujeres que llegan «empoderadas» al paritorio, en realidad lo hacen a la defensiva, alertas al más mínimo movimiento que les haga sospechar que vamos a hacer algo en su contra, mujeres que sucumben a la epidural horrorizadas porque lo que están viviendo no se parece al parto orgásmico que les habían vendido.

    Cuanto más fallamos los sanitarios en educación sanitaria (caigamos bien o mal, si nos esforzamos por hacer entender a los pacientes cada proceso resolviendo sus dudas, seremos dignos de su confianza), más filón para determinado sector que se lucra supliendo esas carencias. No sé si será casualidad o no, pero sorprendentemente cuanto más «informadas» por esas vías, más confundidas. Fíjate tú qué casualidad… cuanto más confundidas, más talleres y cursos contratan. Se les crea la idea de que sólo con esa «información» podrán defenderse de los abusos por nuestra parte. Se tienen que empoderar, porque por el simple hecho de ser mujer, tienen que considerarse menos… ¿poderosas, válidas, capaces? En las redes sociales y blogs se mueven una cantidad de consejos de personas sin formación acerca de la conveniencia o no de someterse a una inducción o una cesárea, de seguir un tratamiento médico manteniendo la lactancia materna, etcétera. A veces creo que para algunos tiene la misma validez una carrera más una especialidad que una cuenta en Facebook.

    Volviendo a la caja de herramientas y hablando figuradamente, sigue habiendo médicos que dan un manotazo en la mano de la mujer que intenta elegir una herramienta. Pese a que para clavar un clavo se aconseja un martillo, crea mucha confusión que en una ferretería digan que mejor una escuadra y en otra que mejor un soplete (por ejemplo no hay más que ver las enormes diferencias en tasas de cesáreas entre sector público y privado, que en unos hospitales no permitan ponerse la epidural hasta determinada dilatación y en otro no impongan restricciones, que en algunos permitan el piel con piel tras la cesárea y en otro madre e hijo deban estar separados más de 6 horas…) y hay muchas mujeres que quieren escoger sus herramientas sin ningún tipo de consejo. No estarán estas un poco influenciadas por lo que les ocurre a las primeras? Sí, se leen barbaridades, pero cuando provienen de una madre que estuvo en tu misma situación, es inevitable pensar «¿y por qué no iba a ocurrirme a mí lo mismo?»

    Sólo le saco un «pero» a tu artículo, si me lo permites:
    Quien te indique que has cogido la equivocada no está siendo paternalista contigo. Está intentando sacarte de tu error porque sabe que lo estás cometiendo.

    Yo opinaba así, pero me di cuenta de que cuando una mujer desconfía y se le dice eso, se pone más a la defensiva. Sobre todo en obstetricia, donde por lo general nuestras prácticas se alejan bastante de las recomendaciones de los principales organismos (libre deambulación, ingesta de líquidos y postura para dar a luz, tiempo entre exploraciones, uso de oxitocina o amniorrexis artificial sólo cuando son necesarias…) Por norma general cuando una mujer toma una decisión que quienes sabemos del tema, consideramos equivocada, lo hace porque ha recibido una información sesgada al respecto. Cuando se les permite explicar el por qué de su decisión (y valoramos que hayan tenido la iniciativa de informarse al respecto) y ellas aceptan escuchar el por qué de nuestra opinión (basada en la evidencia científica), prácticamente todas dan más valor al criterio profesional. Generalmente no damos opción a esto, directamente nos sienta mal que nos contradigan y zanjamos entregando un consentimiento informado donde digan que se niegan a «x». Imaginas lo que harán después? exacto: contar en su blog y redes sociales esa mala experiencia con el sanitario que pretendía imponer su criterio sin respetar su voluntad (que, nos guste o no, está amparada por la ley de autonomía del paciente, por encima de «equivocaciones» o no)…

    Aún así te felicito por el post. Cualquiera puede hacerse un blog en pocos minutos y hablar sobre maternidad, rozando lo sanitario e incluso entrando de lleno en ello. Los profesionales somos minoritarios en la blogosfera, se agradece que de vez en cuando alguien se encargue de recordar que hay una diferencia importante: la preparación y los conocimientos que convierten a unos en profesionales y a otros e meros «opiniólogos».

    Feliz semana!

    Jade

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    • Muchísimas gracias por tu extenso comentario.

      Estoy de acuerdo con tu «pero». De hecho, le dí vueltas a «sabe que te estás equivocando» para encontrar una forma más suave de decirlo, como «piensa que quizás estés equivocada» pero opté por dejarlo así, un poco para provocar. Me alegro de haberlo hecho porque ha dado pie a tu comentario, escrito desde tu enorme experiencia en una situación paradigmática de salud participativa (la atención al parto) y confío en que como yo, muchos de nosotros aprendamos de tu experiencia y tus palabras, cómo abordar estas situaciones para obtener los mejores resultados y satisfacción para el paciente.

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  3. Muy buen artículo. Me ha encantado la comparación con la caja de herramientas y el manual de instrucciones. Muy útil para que todo el mundo pueda comprender un poco mejor lo que hacemos ¡Me lo apunto!. Gracias.

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